La sierra de Aralar tiene en el Txindoki su emblema más característico. El espectacular perfil de este pico calcáreo le convierte en una de las citas obligadas, no ya de la montaña guipuzcoana, sino de todo el País Vasco. No es la cumbre más alta de este imponente macizo calizo, muga natural entre Guipúzcoa y Navarra rematada por extensos pastizales a más de mil metros de altitud, pero sí la más visitada y fotografiada, gracias a su aspecto de monolito rocoso visible a decenas de kilómetros en el Goierri guipuzcoano. Larrunari es su nombre original, si bien se ha popularizado más el de Txindoki, otorgado por los pastores de Aralar y con el que se conoce a una borda que existía a su pies.
Pese a la aparente inaccesibilidad que le otorga su morfología, la ascensión por la ruta normal por Larraitz y el collado de Egural no ofrece problemas, aunque sí una mínima preparación para afrontar sus duras rampas, sobre todo, en la pirámide cimera. En cualquier caso, el esfuerzo habrá merecido la pena cuando se comprueben las vistas que ofrece desde la cumbre, justificando su denominación popular de Balcón de Guipúzcoa.
La ascensión comienza en el gran aparcamiento que hay en lo más alto de Larraitz, detrás de la ermita (0h.00'). Sorteamos la valla del final y comenzamos a ascender, de momento, con suavidad, por la pista. Al cuarto de hora de caminata, alcanzamos una gran curva a la izquierda, donde dejamos la pista original y atajamos por un sendero que asciende de forma más directa por las campas.
Definitivamente, dejamos por debajo la pista, que lleva hacia el cercano y visible Ausa Gaztelu, y ganamos altura con más brío por la senda, que pronto se convierte en un camino que comienza a bordear los desplomes del Larrunari por la derecha. Sin posibilidad de pérdida ni descanso, el camino nos sitúa en la vertiente sur de la montaña (0h.30'), bajo los espectaculares murallones de la arista oeste, escenario de algunas de las vías de escalada más apreciadas en Guipúzcoa. En este tramo encontraremos la fuente de Oria (0h.50'), donde conviene reponer fuerzas antes de afrontar los repechos más duros.
El camino sortea una barrancada y, convertido ya en senda, zigzaguea hasta las primeras campas de Aralar. Torcemos a la izquierda y remontamos por terreno herboso, junto las bordas de Beltzulegi, hasta el collado de Egural (1h.35'). Ante nosotros se alza la imponente pirámide cimera, que remontamos por una senda perfectamente marcada; primero, por terreno herboso, y luego, sobre piedra caliza, hasta al cumbre (2h.00'), coronada por un vértice y varios buzones. Las vistas, en las que destacan Aizkorri y los verdes pastizales de Aralar, hacen olvidar el esfuerzo. El descenso se suele hacer por la ruta de subida (3h.15'), aunque hay una variante que apenas alarga en un cuarto de hora la excursión: volvemos al collado de Egural y descendemos a la izquierda, bordeando el pico por el norte, por la cascada de Muitze y el barranco de Urtzabal, hasta un repetidor, antes de retornar a Larraitz (3h.30').
IÑIGO MUÑOYERRO BILBAO